martes, 11 de agosto de 2009

MEMORIA ORGÁNICA




Estaba sentado a la entrada de una tienda de esquina, en una noche fresca de mi Ibagué del alma, tomando cerveza y hablando pendejadas con la confianza de estar entre amigos, cuando vimos dos músicos callejeros, curtidos en la noche bohemia, con unos dientes de menos y varios tragos de más, las guitarras ajadas y un repertorio infinito de boleros, y los invitamos a sentarnos con nosotros.


  • ¿A cómo la serenata? – Les dijimos.


  • A $20.000 – Contestaron.


Procedimos a invitarlos a sentarse con nosotros, destapamos cervezas y se las dimos, junto con nuestra primera petición. De repente, al tercer bolero que cantaron, bolero que yo no conocía de nombre ni recordaba haber oído antes concientemente, sentí algo que no había sentido nunca. Al escuchar los primeros versos y la línea melódica de ese bolero sentí que no me entraba por el oído, sentí que me entraba por la espina dorsal, y lloré. Pedí que la cantaran varias veces más, tres o cuatro repeticiones ante el desespero de mis contertulios, y me seguía produciendo la misma sensación, pelos de punta y lágrimas incontrolables.


No viene al caso narrar los hechos posteriores de esa noche, para proteger la identidad de los involucrados, sino lo que ocurrió a la mañana siguiente, con la fiesta aún fresca en mi cuerpo y en mi mente, al preguntarle a mi mamá, la señora Fabiola, y autoridad principal en cuanto a boleros se refiere, si conocía el bolero en cuestión, aún sorprendido por la reacción que había tenido al escucharlo.


Mi mamá simplemente sonrió sabiendo, como todas las madres, la respuesta a nuestras preguntas. Fue en busca de uno de sus cancioneros, en los que tiene archivados todos los boleros que existen, y otros varios más, y abrió la página en la que estaba escrita la letra del bolero. Puso su dedo índice derecho en el margen superior ídem de esa hoja, mostrándome la fecha en la que ella se había aprendido ese bolero, y al verla entendí todo.


El bolero se llama “Deseo”. La fecha en la que mi mamá se lo aprendió fue en diciembre de 1975, mes y medio antes de que yo naciera. Fue la primera canción que me aprendí, ni siquiera había nacido, y al volverla a oír la recordé.



Mientras tanto: ¿Tienes memoria de cuál fue la primera canción que te aprendiste? ¿Quisieras compartir ese recuerdo con nosotros?



DESEO.

Letra y Música: D.R.A.


Si tú sientes, que el aire te besa,

ese aire es mi aliento,

y el murmullo, que dejan las olas,

ese es mi tormento.


Que se acercan, para ir a decirte,

muy quedito al oído,

que en mi pecho se agita un "te quiero"

en cada latido.


Una sed, infinita, de amarte

yo tengo en la vida,

y un sagrado deseo de tenerte,

con todo mi amor.

Con la furia, salvaje, del alma,

estrecharte quisiera, hasta el fin,

y besarte, con el desvarío

de mi pasión/ bis.