miércoles, 16 de febrero de 2011

Solo hasta Hoy y Sentidos



La semana pasada mi disquera, Sony Music, re-editó mis dos discos anteriores, "Solo hasta hoy" (2003) y "Sentidos" (2006), debido a la gran acogida que ha tenido "Cruce de Caminos", demostrando que dar el primer paso es importante, dar el segundo fundamental, y no rendirse cuando el camino es cuesta arriba lo más edificante para el alma.

Para celebrar esa re-edición, que más que eso yo lo siento como un reconocimiento a la coherencia y la constancia, quiero compartir con ustedes un hermoso texto que escribió mi amigo el escritor cartagenero Efraím Medina (En twitter @EfraimMedina), y que utilicé como prólogo de "Sentidos".

Ayer lo leí de nuevo, luego de muchos años de no haberlo visitado, y me emocioné hasta la médula, ojalá les guste:

¨Siento que estoy tocando esto, que la voz sube de mis entrañas, que puedo tocar a las mujeres que se evaporan en cada fragmento de estas canciones, que las heridas son mías.

“Esto lo estoy tocando mañana” dijo alguna vez Charlie Parker; la puta frase ha retumbado en mi mente durante años, me ha dolido y jodido como el aguijón de una abeja demente y ahora el aguijón se llama Santiago Cruz. Que jodidas bellas canciones se ha fajado, que forma tan delicada y agradable de volvernos mierda.

“Tumbado sobre la hierba el poeta sueña con el rayo invisible de las palabras, como una herida aguardando su dolor”. Las canciones de Santiago son rayos invisibles que no piden permiso para hundir su aguijón en las viejas heridas y darnos esas dosis de consentido dolor y amarga felicidad, esos destellos de lucidez donde sigue reinando lo que creíamos olvidado. Me gusta la voz de Santiago, humana, potente, franca, sin artificios. Un bluesman que se adentra en los vericuetos de su propia alma para revelarnos la nuestra. Un bluesman que corre todos los riesgos y logra sostenerse en el vacío porque no teme al vacío, porque esta allí para darle forma al puto vacío con sus temperamentales acordes y sus historias de bruscos y dulces amores fallidos, de amores que van al limite y que prefieren fracasar a mentir y esa es su “triste verdad”. Santiago sabe que lo único que en verdad importa es aquello que se pierde y que se pierde para que importe como relata en esa pequeña y poderosa obra maestra titulada “Acabado”. La he escuchado ya mil veces y la escucharé mientras esté en este mundo dejando y siendo dejado porque he esperado años, borracheras e insomnios por esa canción y como les pasara a ustedes la siento de mi sangre y de mi nombre.

Las canciones parecen sencillas e inofensivas hasta que te asesinan, pero no hay muchas canciones que puedan hacerlo y por eso la victima espera pacientemente el momento en que unos pocos acordes y una voz hará que el dolor tenga sentido. Mis favoritas, aparte de las dos versiones de “Acabado”, son “Tus regalos”, “Paracaídas”, “Una y otra vez”. Supongo que cada herida encontrará la suya.

La razón de ser de los sentidos es dejar que la realidad nos invada y la realidad es terrible y fascinante, bella y cruel, deseada y temida. La realidad es como una mujer que de un fogonazo nos entra hasta el fondo y cuando se va nos deja cojos del alma, deseamos entonces no haberla conocido y luego, cuando estamos acabados, llega una canción. Por eso existen las canciones, porque el mundo es peligroso y el amor una trampa de los sentidos.

Hay un trabajo musical impecable en este álbum, con arreglos vibrantes y giros inesperados, pero lo que prevalece es el alma que el autor puso justo allí; el amor y sus derrotas que lo iluminan y el dolor que es un placer inolvidable como estas francas y necesarias canciones¨

Efraím Medina Reyes.
Bogotá D.C. 26/05/2006.

Un abrazo fuerte y toda la buena energía!
SC